lunes, 2 de abril de 2012

2 DE ABRIL DIA INTERNACIONAL DE LA LITERATURA INFANTIL

LA MIRADA DE UN CUENTO,
 LA VOZ DE UN NIÑO


Si, por un momento, nos volvemos sobre nosotros mismos y escuchamos los ojos con que nos mira el niño que fuimos, reconoceremos la influencia que muchos de los personajes de los cuentos clásicos que leímos han tenido en nuestras vidas y en la conformación de nuestros valores y arquetipos sociales.

Si nos volvemos hacía nuestros propios hijos, tal vez les escuchemos un ¡Mamá, mamá, papá, papá, léeme un cuento! Una petición que puede acabar desapareciendo si les seguimos dejando al cuidado de las “niñeras” televisión y mando de la consola de juegos de turno. Perdemos a pasos agigantados la imaginación en productos donde ya no cabe imaginar nada, está todo elaborado y animado.

Después, cuando nuestros hijos son más mayores queremos que tengan criterio, cultura, educación y conocimientos, pero sin haber pasado antes por la lectura de esos cuentos infantiles, de esas novelas imperecederas que nos hicieron disfrutan y hacen disfrutar a las nuevas generaciones —si les damos una oportunidad—. Bucaneros, mosqueteros, ogros, pilluelos, aventureros, princesas y dragones acaban desterrados en las estanterías detrás de los bichos de turno que salen en la tele. Personalmente y alabando los avances técnicos que nos hacen estar “dentro de las propias películas”, creo que ninguna de estas creaciones debe relegar a Blancanieves, Huck Finn, Gulliver, Sherlock Holmes, Mowgli, Tom Sawyer, Cenicienta, Alicia, Robinson Crusoe, la Sirenita, Miguel Strogoff, Oliver Twist,o el capitán Nemo, por citar algunos clásicos. Los cuales en todo son compatibles con los más actuales el Principito, el pequeño Nicolás, Frodo Bolsón, Momo, Matilda, Geronimo Stilton, Kai o el mismo Harry Potter.

Desde su sencillo habitáculo en un libro, los personajes y sus historias nos han ayudado a aprender a leer, y tras ese esforzado y complejo aprendizaje, nos han hecho inventar —a cada uno con nuestros propios pinceles, colores, tactos y sabores— el lugar, la acción, el marchito o el estrellado cielo. Hemos sufrido imaginando el dolor, el amor, o el temor que hemos imaginado para nuestro héroe —no el que vemos exactamente donde sucede —. Esos seres han sido modelos, ejemplares o no, de comportamiento, han contribuido a consolidar nuestra escala de valores humanos.

Con palabras de Chesterton “Los cuentos de hadas son bien ciertos, pero no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que podemos vencerlos". Y es que las historias y sobre todo los personajes, desde su diminuto trazo en un nombre o en un dibujo han ido haciendo grandes personas. Porque la lectura y la lectura compartida educa. Y la Educación es la única medida efectiva, aunque a largo plazo, que puede ayudarnos a salir de esta crisis, pero sobre todo evitar un derrumbe de valores como el actual.

En este día, que memora el nacimiento de Hans Christian Andersen, y en todos los siguientes, quiero reconocer el mérito de los padres y profesores que con su esfuerzo e ilusión estimulan la afición por la lectura haciendo de ese aprendizaje instrumental un aprendizaje vivo.

Homenajear a mis compañeros literarios —a los cercanos, los lejanos, los más populares o los que empiezan, a los ilustradores— especialmente los que dedican su obra a niños y jóvenes porque enriquecen la posibilidad de una educación y una sociedad mejor.

Y es que leer no es sólo descifrar un código de signos, no sólo da fluidez verbal o abre la imaginación, la lectura y la lectura compartida, dialogada, interactiva, da otros puntos de vista, sitúa nuestra subjetividad en un plano relativo, educa la emoción, estimula la creatividad y los valores, sistematiza el esfuerzo. Un esfuerzo que será imprescindible para el estudio, para el trabajo y para el ejercicio rotundo de sobrevivir a los vaivenes de la vida.

Dibujo del ilustrador Juan Múgica

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